Ya eres mía ~

La tienda estaba demasiado calmada ese día, muy pocos clientes y la mayoría solo entraba a ver, tocar e irse, sentía algo de pena por sus esclavos que se hacían de ojos ilusionados cada que el sonido de la campana anunciaba un nuevo cliente. En un suspiro arreglo su traje de empleada y entro a ver a sus esclavos, para ser "esclavos" tenían comodidad que a ella le encantarían, una buena cama donde dormir, la compañía de los demás, ó y claro, una vendedora que les cumplía todo tipo de caprichos, no le sorprendía que algunos esclavos se aferraran a su pierna pidiendo no ser comprados, igual, ese número era escaso.

> Es extraño... < musito al entrar y dejarles sus dulces/comida favorita al lado de sus camas, todos estaban tranquilos, unos durmiendo, otros leyendo y, uno que otro, jugando juegos de mesa. Una sonrisa tierna se cruzo por sus labios > Pues hoy es un día tranquilo... < el sonido de la campana la alerto no solo a ella, todos parecieron llenarse de vitalidad, unos aullar, otros gimotear, maullar, en fin... una mescolanza de sonidos. > Vale ya voy a ver < dijo algo fuerte y autoritaria para calmarlos.

Al llegar al mostrador se encontro con un tipo con rostro retador, un poco tonto era para ella que tuviera dicho gesto si venía a por un esclavo, no pregunten porque, ella sabe sus razones. > Bienvenido a Lemon Land Shop, la unica tienda autorizada en venta de esclavos para salvaguardar el equilibrio de esta bella y enigmatica ciudad < hablo en tono amable y casi canturreando > Me llamo Crystal Castel, dueña del lugar... ¿Qué clase de esclavo te interesa? < hizo hincapié a que tenían diferentes razas. > Uhmmm supongo que si eres de los que solo viene de paso te interesaría ver el catalogo...< susurro sacando de debajo del mostrador un catalogo tan grueso como tres libros telefonicos juntos, pues se habían acumulado todos los esclavos que a lo largo de los años se habían vendido > Pagina... 1435... < susurro para ella, pues desde ahí aparecían los que eran de su cuidado > Mira, aquí tienes a mis pequeños... < dijo en tono casi de madre. En el libro aparecían sus descripciones tanto físicas como psicológicas, claro que a muy baja escala, una foto que le favoreciera al esclavo y su capricho (lo que más le gustaba).

Tras haber cruzado el umbral de aquella puerta con la clara intención de llevarse la vida de una persona para su servició. Se quedo en unos primeros momentos algo desorientado, con la mirada perdida en la decoración del lugar para realizar una breve comparación con las decoraciones de su colección privada, mostrándose como una persona paranoica que intentaba de encontrar la perfección como lo haría un maestro al enseñar a un alumno. Pero tras aquella minuosa inspección que no venía a cuento se dispuso a seguir con la intención que le había llevado a la dicha tienda a lo que avanzó sin vacilar al mostrador con el pensamiento único de que ahora debería de esperar unos cuantos segundos hasta que alguien surgiera de donde fuera para que le atendieran de la forma más rápida posible.

Breves segundos después de sentir pasos ajenos que se acercaba al parecer de forma tranquila al mostrado, el chico no se mostró ni preocupado ni nervioso, solamente denotaba la tranquilidad y mirada superiora que mostraba a todas las personas siendo algo natural en él y que, aún siendo una chica la que fuera a atenderle, no hizo excepción alguna y alzo la mirada por encima de sus hombros como gesto menospreciable hasta que las primeras palabras de bienvenida se filtraran por la boca de aquellos secos labios y de tono algo chinrriante que ya comenzaba a atormentar a Haku y a su delicada paciencia.
- He... venderme a mi... que alabador insulto - mencionó con un claro tono de menosprecio hacia la agradable actitud de la chica que por desgracia tuvo la mala suerte de toparse con un tipo de cliente equivocado a la media que no toleraba ningún tipo amabilidad en su visión por la simple idea de que todos deberían de estar arrodillándose y no hablándole como otro cualquiera. Pero en fin, aquello eran negocios y el momento no era oportuno para realizar ese tipo juegos que el solía realizar pero por el momento, su visión se centraba en el libro o extraño catálogo al cual comenzó a ojear sin hacercar el rostro ni cambiar su expresión hasta que su hojeamiento se detuvo en la foto de una chica que tras segundos de silencio, dibujo una sonrisa en su rostro e señalo con su dedo dicha foto.
-¿Quién es esta? - le pregunto algo curioso con una voz cambiante a una más decente para el trato de alguien con cierto tono de respeto mientras su otra mano libre parecia agitarse hasta que se postro sobre la mesa con un saco de dinero.

Código:

Nombre del comprador: Haku
Nombre del pet adquirido: Miko Ooka
Ficha: http://lemon-land.foroactivo.mx/t24-miko-is-here-ewe
Domicilio: aún por crear
Tipo de pago (cheque o efectivo): efectivo
Firma del comprador: ~H~

El tono de voz y las palabras del joven dejaban mucho que desear, aunque ya se había encontrado con ese tipo de "niños ricos", su sonrisa amable y sincera, estaba por cambiarse a una socarrona y poco afectiva. > Lo siento su realeza... < dijo en sarcasmo cerrando de golpe el libro, pues al parecer el chico ya había tomado su decisión. > Ella es Miko Ooka, de raza Ookami, una chiquilla muy especial si me lo permites... < sonrío dulce al recordar los días que había pasado con ella, aunque tuvo sus problemitas no se arrepentía. > Dado que su realeza piensa pagar en efectivo... ire a llamarla, por favor llena el formulario < le paso la ficha de compra y se encamino a buscar a Miko.

Pasaron apenas unos minutos cuando volvía con la susodicha, la tomo de los hombros y coloco al lado de Haku. Tomo la ficha de compra revisando cada dato, era muy minuciosa en eso, pues siempre le gustaba tener en ordén lo que tuviera que ver con su tienda. > Todo está en orden, puedes llevartela... te recuerdo que las normas gubernamentales aplican en visitas sorpresa a tu domicilio, solo para constatar que el esclavo esta en condiciones adecuadas, en caso de dudas sobre tu ... "producto" < le dolía en el alma tener que decir esa palabra, pero era el protocolo a seguir > además de cualquier devolución... lo cual dudo que pase < tomo la ficha y miro atenta las primeras reacciones, para después sonreír y pasar a retirarse.

[ Sello de Compra ] 

Nota: a partir de aquí es suyo el rol, diviertanse y ya saben owo a rolear lemon (?)

La señorita Crystal me despertó de mi siesta y pasó la noticia de que un recién llegado cliente me había elegido como mascota, tardé un poco en procesar las palabras pero cuando finalmente lo hice me levanté emocionada, lavé mi cara y seguí a la dueña hasta llegar a lado del hombre.

Un hombre… Sentí mi estómago revolverse y mis piernas temblar, me sentí idiota al no considerar los aún presentes rastros que habían dejado los sucesos traumáticos del pasado, aproveché de examinarlo visualmente mientras le daban una última explicación sobre la compra efectuada y cuando Crystal se alejó quise agarrarme de ella y suplicarle que no me vendiese, tenía miedo, sí, pero sabía que no serviría para nada actuar como un bebé. Jugué unos momentos con mis dedos cabizbaja antes de pararme frente a él y mirarlo a los ojos “Al menos sus ojos son lindos” pensé mientras me temblaba el labio –M-mucho gusto señor–.

–Le pido por favor que me cuide…–Pronuncié con la voz temblorosa– A-a cambio le juro absoluta lealtad. –Continué con un tono de voz ligeramente más firme. No podía darme por derrotada sin siquiera empezar.

En alzar la mirada nuevamente a la chica que atendía al mostrado, se pudo apreciar como se alejaba tras la cortina por la que anteriormente había entrado pero con la diferencia que esta vez traía consigo a una nueva sujeto, una chica al parecer de estatura baja pero de apreciable ternura como los fantasmas dulces que se aparecían en los ríos a la luz de la luna, siendo un extraño sueño hecho realidad. Pero en esta realidad, lo sueños no tenían cabida y menos para Haku que solía manipular todo lo débil de su alrededor a su antojo y en especial a las gentes como ella que no aparentaban mucha fuerza tal y como pudo ver en la foto aunque pensó que sería algo más alta pero en las fotos siempre se solía exagerar en la respectiva. Aunque dejando de banda la estética, también había que pensar en la forma de ser de ella ya que la dependiente demoraba mucho en felicidad, en ternura y en paciencia, algo que le molestaba a Haku y que esperaba que no fuera contagioso al resto de personal que residía en la tienda.

“He.. producto, parece que también le mueve los intereses económicos. Al fin y al cabo todos nos sentimos atraídos por lo mismo” pensaba para si mismo de forma despectiva hacia la dependiente, mostrándole poco menos que una sonrisa poco expresiva. Aunque se denotaba el desprecio ante todos los actos que ella pudiera realizar hasta que se fue del lugar, dejando a solas a Haku y a la nueva chica que se mostraba tímidamente, incluso algo despistada por la situación que le requería estar con los sentidos alertados.
- Señor... he saber como tantear el terreno, ni muy formal ni tampoco amistoso - le decía dando un ligero suspiro mientras se colocaba bien un poco flequillo en un acto presumido en frente de ella sin no hacer mucho caso a lo que ella hiciera. Pero tampoco había que hacer muchas tonterías y se debía de comenzar a dejar las cosas claras para no provocar males entendidos o confianzas que no deberían de originarse - bien chiquilla, debes saber que todo lo bueno que has conocido hasta ahora ha sido una pesadilla comparado con lo que vivirás de aquí en adelante. Si bien cumples tus palabras, vivirás como nunca antes lo habías imaginado, lo tendrás todo al alcance de tu mano pero si de lo contrario, te decantas por negarte a cumplir ordenes o cualquier otra cosa que me fastidie te arrancare los ojos para que no puedas ver ni esperar cuando valla a torturarte. ¿Esta entendido? - le preguntaba tras arrodillarse ante ella, posándose a la altura de la chica esperando atentamente a la respuesta de ella.

“Detesto a este tipo de personas” fue lo primero que pensé mientras recibía el ‘sermón ‘del tipo, mi nuevo amo, pero aun así no evité el pestañear y estremecerme un poco ante lo último que había dicho. Sentí su atención sobre mí y desvié la mirada tratando de no tener mucho contacto visual con él.

Siendo devorada por los nervios y el miedo alcé la vista y me fijé en sus ojos nuevamente, acerqué las manos hacia sus mejillas sin llegar a tocarlas y abrí la boca para musitar con una sonrisa leve pero cordial.

–Si es así, señor –El honorifico fue dicho con algo de ironía, tratando de molestarle un poco por su actitud–, He de admitir que estar bajo su cuidado será un placer –Continué, entrecerrando un poco los ojos para después alejar mis manos de él y comenzar a jugar con mi propio cabello– Dígame su nombre, por favor, no sería muy cómodo al menos para mí llamarle solo de una forma…

Luego apreté los labios y me mordí la lengua tratando de retractarme, había hablado con una confianza no muy adecuada para la situación en la que estaba, pero lo dicho, dicho estaba y no lo podría cambiar. Puse mis manos tras mi espalda y moví la cola con energía de un lado a otro y agudizando un poco el oído.

Spoiler:

La mirada distante de Haku se deslizaba por el débil cuerpo de la muchacha pues con su baja estatura y delgado cuerpo no había mucho donde fijarse por no mencionar la expresión de timidez que halagaba con cierta ternura al carácter bondadoso que Miko había mostrado desde su entrada en la sala con la ya no presente dependiente quien dejó a solas a tan extraña pareja para comenzar a conocerse. Pero en parte, dejarlos sin vigilancia era similar a dejar a un perro y a un gato en la misma jaulas pues la naturaleza de ambos no era para nada dócil y seguramente que en cualquier momento estallaría la paciencia de uno contra el otro con el fin de demostrar quien era el dominante.

Pero por el momento, Haku solamente expresaba curiosidad por la chica. Era su juguete nuevo, su instrumento único y objeto al cual podía tratar como quisiera sin importar tan siquiera las reglas que reguian el mandato de la compra de esclavos. Nunca se llevaba bien con las leyes puesto que su palabra era la única ley que respetaba y a la que ella debería de someterse por su propio si quería seguir manteniendo aquella dulce sonrisa que de vez en cuando le acompañaba algún gesto de timidez. Acciones que hacian pensar a Haku que tal vez ella perecía de algún problema mental, pues lo consideraba gestos inútiles y carentes de sentido pero por esa vez lo dejaría pasar para ver si la situación iría a mejor.

- Bien, puedes ahorrarte la palabrería... ya has malgastado suficiente saliva al mandarme señor - le contestaba de igual manera que la anterior con cierta gracia y burla aunque se comenzaba a denotar que las risas llegaban a su fin conforme el se dirigía hacia la puerta de salida sin decir poco mas que un ligero suspiro a la espera de que ella le siguiera - puedes llamarme Haku y ahora querida ve, tenemos cosas que hacer -