[Priv] Primer acercamiento, la mirada al frente

Salí a la calle tras el hombre que me había comprado, mirándolo con desconfianza y analizando cada paso de daba, me dije a mí misma no actuar con completa naturalidad hasta haber pasado un tiempo considerable a su lado, aunque me entusiasmaba de cierta manera recordar la forma dominante en la que me había mirado y hablado haciendo que me sintiese lo suficientemente pequeña como para caber en su mano. Me dio un escalofrío, era terrorífico pensar que podría hacerme trizas en un instante y –probablemente– sin mínimo esfuerzo.

–Usted es raro –dije con altivez ignorando los pensamientos anteriores– No sé la razón, ni por qué lo digo exactamente pero supongo que el hecho de me haya elegido como su ‘juguete’ es suficiente para descifrarlo… señor –Continué, apretando los dientes y acelerando el paso, aunque no lo quisiera admitir sabía que la razón por la que la gente iba a comprar a esa tienda era para conseguir placer sexual y nada más. Siempre lo mismo.

Miré mi entorno tratado en enfocar mi mente en otra cosa y enarqué una ceja ante la simpleza del exterior, apenas y había gente aparte de la que atendía en su trabajo, el día era bonito y templado, prácticamente perfecto a lo que me permití sonreír y preguntar en un leve pero audible murmullo

– ¿Podría decirme en donde o que se hospeda? Me gustaría saber cuál es el tipo de lugar en el que tendré que convivir con usted–

Hasta la simple sensación fría de notar el aire recorriendo la piel, resultaba ser una molestia para ese complicado hombre que se adelantaba a los pasos de Miko. El sabía que en sus manos estaba el poder de decidir cuando poner fin a la vida de esa chica, pero sería una lástima estropear tan preciado regalo en tan breve tiempo aunque tampoco le agradaba la idea de tener que lidiar con alguien que no fuera un espejo a su semejanza ¿A caso ella podría soportar más de dos días a su lado? Sería una apuesta interesante debido a que multitud de delirios se procesaban en la mente de Haku por segundos, en cualquier momento podría elevar su mano y destruir un edificio con su magia por el simple motivo de que le hacía sombra.

De repente, él se digno a dirigir la mirada a ella. Observaba como la chica ocultaba sus nervios entre gestos y miradas distraías hacia ninguna parte, siendo síntomas típicos de personas inquietas que necesitaban urgentemente respuestas. Pero a él no le gustaba ofrecer ese tipo de favores, se divertiría con ofrecer silencio a la Okami para que rugiera de impaciencia, un sonido quizás precioso al que ya sentía curiosidad por sentir. Pero por el momento debería de complacerse con escuchar las palabras de ella en una firme voz.
- Entonces no se porque lo mencionas si ya lo sabes. Si es para demostrar tu inteligencia te felicito, ya eres mas lista que una piedra - le contesto de forma totalmente ofensiva, su intención era mantener una conversación puesto que ella ya la había iniciado pero el observar algún reproche o alguna mordida exagerada en sus labios le resultaba tentador para su deleite de diversión. Pero por el momento bastaría con responder de forma corta a sus opiniones o preguntas, tampoco abriría la caja de las sorpresas en la primera cita como divertida-mente le gustaba pensar a él.

Avanzando con su paso por la calle, los rayos ya tardaros del sol por el paso del atardecer le comenzaba a parecer aburrido. Ya a penas se observaba personas por los alrededores aunque aún faltaba bastante para que fuera totalmente de noche en la ciudad. El sonido ajetreado de las personas ya no era presente e incluso se podía sentir el solar del viento por alguna que otra ventana rota de la lejanía, siendo así un conjunto de elementos muy cotidianos para Haku pero que a penas le resultaban notorios.
- Que yo recuerde, anoche la pase en un barco robado que ahora yace en el fondo del mar tras quemar-lo. Para esta noche había pensado que sería divertido dormir en el metro - dijo de forma segura, casi incluso con diversión en sus labios. Nunca tenía una residencia fija si a ello se refería Miko que seguramente no le resultaría fácil de asimilar.

Continuó avanzando unos cuantos pasos por la acera, no tenía ningún plan ni un plan fijo para ese día. Todo lo que estaba realizando era improvisado y nada le podría estropear la diversión de un día libre que había tenido la suerte de tener.

Viendo de reojo a la escasa gente que pasaba de lado a lado junto a mí de vez en cuando esperé las respuestas de mi ‘dueño’, sinceramente odiaba la forma en la que sonaba eso, no, odiaba la sola idea de tener que ser comprada o vendida como una marioneta a la cual podían manejar al gusto de uno.

—Una piedra puede sacarle un ojo e inclusive matarlo, favor no haga burla de ellas — murmuré a modo de broma y con una sonrisa medio fingida, con sorna y un momento después bufé, la calma en el aire frío del día que pasaba a atardecer era incómodo.

Le odiaba, odiaba a todos en esos momentos; A él por haberme comprado, a la dueña por haberme abandonado, a esos locos que me habían mantenido cautiva y a mí misma por parecer una enferma mental con doble personalidad. Emití un sonido entre suspiro y gruñido de la garganta dándome igual si el tipo que adelantaba mis pasos me escuchase "Idiota egocéntrico" pensé entrecerrando los ojos y apretando la boca a modo de puchero.

Cuando escuché su segunda respuesta levanté una ceja confundida, luego me mordí los labios enarcando las esquinas de mi boca, y al final no pude mantener más oculta la carcajada que yacía en mi pecho, fue una risa tonta y medio atragantada por la cual tenía que tomar abundante aire por la boca tratando de recuperar el que perdía cada segundo.

—Lo siento mucho —traté de decir tapándome la boca pero sin dejar de respirar agitada – Pero es que la forma en la que lo dice es tan… excéntrica… —Murmuré lo último evitando mostrar la sonrisa aún presente en mi rostro y continué: —Aunque no me molestaría dormir en el metro, de hecho, sería interesante.—

“Al menos sería mejor que dormir que en una habitación de metal” quise añadir, pero no, sacudí la cabeza sin cambiar el gesto de mi cara. Tenía que aprovechar la corta felicidad que me ofrecía el momento a como dé lugar.

Fue sorprendente en cierta manera recibir una respuesta por parte de Miko ¿A caso estaba utilizando el sarcasmo? Que grata sorpresa, puesto que la sumisión y la falta de confianza había sido únicamente lo que mostró des de su salida de la tienda hasta el momento de ahora que caminaban casi en soledad por las calles vagando en la escasa esperanza de hallar un lugar cómodo en el que pasar la noche si la luna no invitaba a mas proposiciones durante la velada. De igual manera, abrir la caja de los infortunios de manera tan breve le arrebatará parte de la elegancia del momento. Por la oportunidad de ahora, lo mejor sería seguir respondiendo a las preguntas de la chica como antes mostrando esa apariencia de indiferencia pero también de burla hacia todo lo viviente que le rodeara pues nada le apartaba de brindar una mueca de superioridad en todo momento, si... nada le pararía.

De manera igualitaria a ella, este solo se dispuso a responder con una sonrisa poco expresiva al comentario ofrecido. La risa era palpable en cada una de las palabras Miko dilataba por sus labios pero no iban por el camino correcto ya que un muro de incontinencia de orgullo le hacia superior a cualquier comentario despectivo. Solamente dejaba que el viento le hiriera cuando era lo suficientemente fuerte como para levantar algo de piel en su rostro de manera poco frecuentada pero siendo muestra de una gala de frialdad incalculable.
Sin pronunciar palabra, el chico se las ingenio para observar a Miko quien caminaba unos pasos atrasados a los de él. Cuando la miro, pudo ver como la chica retenía algo similar a gestos de ira, su odio se reflejaba en sus gestos y no bastaba mucho pensar que parte de la culpa de ese sentimiento la tuviera Haku. Este por su parte no anhelaba mucha simpatía por ella, si se sentía dolorida sería problema de ella y ya era lo bastante mayor cómo para resolver sus cuestiones ella sola.

- Bah tus disculpas carecen de fuerza, haz lo que quieras mientras no levantes un dedo sobre mi me es suficiente - contesto de manera algo vaga, no era recio a mantener una conversación si no incluía algo de acción o entretenimiento por medio de las palabras. Lo que dijera de ahora en adelante no le agregaría especial ilusión.

De un momento a otro la expresión alegre desapareció de mi rostro dejando pasar a una un poco más molesta, frunciendo el ceño y los labios mirando al hombre frente a mí como si fuera la persona más estúpida que hubiese visto, más no me atreví a hablar, era obvio que no le levantaría la mano, después de todo había hecho un trato – o algo así– limpio con él y no pensaba romperlo por nada del mundo…

Lancé un bufido resignada al tratar de mirarle, no estaba haciendo nada aparte de mirarme ocasionalmente de reojo y eso era algo molesto a mi parecer y me sentía rara al respecto ¿No sería mejor que no me hablara para mí? Después de todo, no pareciera que él quisiera hacer.

Relajé los músculos y me acerqué para estar en su espacio de visión –Veo que se molestó en ir a comprarme pero de igual manera me deja prácticamente a la deriva, señor, ¿a qué se dedica? ¿Sólo roba y escapa? – Dije analizando un poco todas las cosas que me había dicho en el rato, tratando de hacer conversación. Puse mi mano en su espalda para empujarlo con suavidad y continué – ¿Qué tan lejos está el metro? Me gustaría de verdad conocerlo o algo… – Dije, recordándome indirectamente que nunca había salido a conocer mucho de la ciudad en general.

El caminar resultaba ser igual, ni rápido ni lento. Todo carecía de importancia al lado de Haku quien mostraba una mirada de desprecio a cada paso que daba ante cualquier objeto o ser que se atreviera a anteponerse a su camino aunque tampoco cabría la posibilidad de ofrecer resistencia puesto que en el interior del chico residía un terrible poder mágico que le otorgaba multitud de posibilidades como por ejemplo hacer añicos cualquier material, una acción que le agradaba realizar y que no tenía problemas de conciencia para un después de destruir. Sip, era una mente carente de sentimientos menos para si mismo, él lo era todo para él y todo era poco para él, siempre era su voluntad lo primero en todo y lo otro era no solamente secundario sino incluso que a veces ni existía. Ni la inmensidad del universo podía compararse al ego que le acompañaba en todo momento.

- je - respondió sonriendo de una forma simple, le hizo gracia la pregunta que ella le planteo. ¿Si robaba? Más bien era inexistente esa palabra en su vocabulario pues él prefería decir que cogía lo que era suyo por derecho y que merecía coger lo que le gustaba. En sí era un acto enorme de arrogancia pero también de una seguridad en sí mismo que rivalizaba con la valentía de la propia Roma en sus tiempos de conquistas. Una sonrisa, más bien un regalo facial que pocas veces solía otorgar la seguía mostrando en su despreocupado rostro latente del cuidado ajeno - mejor que no preguntes, no me gusta desvelar secretos tan pronto - le contestó esta vez animado como en la ocasión anterior. Parecía que comenzaba a retomar la actitud anterior e incluso podría llegar a mostrarse amable.

Como si nada, apenas noto la fuerza que Miko ejercía sobre la espalda. ¿Se estaba esforzando al máximo? Era como un peluche animado con vida propia, tan pequeña y tan frágil que parecía imposible que ella se atreviera a hacer frente a tan descomunal abominación de lo conocido como educación. Pero por suerte Haku tomo a la chica como una pequeña rebelde curiosa de conocer el mundo exterior a lo que solamente se paró en seco dejando que ella le forzara a continuar.
- El metro no se moverá de su lugar solo porque tu quieras ir - le replicó girándola hacia ella con un rostro semblante ahora de seriedad con la intención oculta de querer asustarla a la misma vez que con su mano la elevaba con la parte de camisa - mocosa - le decía aún serio.

El ambiente se me hacía extraño, no era como si estuviese a solas con alguien todos los días y aunque así lo fuera, de seguro que no hubiese sido una persona tan estoica como la que tenía en frente

Apreté los labios e hice una mueca lo más parecido a una sonrisa que pude al escuchar el tono casi amigable con el que me había respondido el hombre, me sentí algo más a gusto luego de eso y presté atención al alrededor tratando de pensar en otra cosa.

Cuando lo empujé aparté la mano casi al instante luego de hacerlo, aunque no lo había hecho con malas intenciones ni con fuerza pude sentir un escalofrío recorrer mi espalda como si me alarmara de algo y de un momento a otro sentí la tela de la camisa haciendo presión en mi nuca. Me sentí perdida ¿Había hecho algo malo? Mi cola se movió energética ante el miedo que provocaba la expresión de él sobre mí, evité mirarlo a los ojos fijándome en su barbilla y tragué duro

–Perdón – pronuncié con algo esfuerzo, sin estar segura de la razón por la que lo hacía – Me duele un poco, me sentiría muy agradecida si me soltara, señor… – Susurré quedándome quieta, queriendo que me tragara la tierra haciendo que un montón de imágenes pasaran por mi cabeza.

¿Cómo se había atrevido a tan siquiera tocarle? Aquella acción por parte de Miko, aunque hubiera sido sin malas intenciones y de manera infantil, ya le era un motivo a Haku para sentirse molesto por su sola presencia debido a que sus continuos pensamientos delirantes de grandeza y de ser casi como un dios no le dejaban ver con claridad las cosas tan simples como aquellas aunque también era algo consciente de lo que hacia y por descontado que el reprochar las acciones de Miko conformaban un entretenimiento para el chico del que bien disfrutaría pero de una manera algo lenta por así decirlo.

- entonces intenta que la próxima no caigas en mi espalda, sería la última vez que tocaras algo en esta vida – contesto el chico con cierto enfado en su rostro, dirigiendo una mirada distante y punzante en el pequeño cuerpo de Miko el cual dejo soltar de golpe al suelo mientras el se daba media vuelta sin decir nada más que el resonar de un suspiro.

Sin embargo, cuando Haku se dio la vuelta para no mirar a Miko, se sintió en el lugar una pequeña sonrisa que rápidamente desapreció conjunto a que el chico retomaba su caminar. En realidad fue él mismo el responsable de dicha sonrisa pues le hizo gracia atormentarla de aquella forma. Aunque de nuevo aquel recuerdo desaparecía en el silencio mientras llegaban a una desembocadura bajo tierra del metro.