El sueño de nunca acabar...

Luego de dejar su delantal en el restaurante, cerró las puertas y se marcho a su casa. Adentrandose en el bosque ya se hacía oscuro, ella llevaba una linterna pero esta se quedaba sin pilas cuando aun iba a mitad del camino. Y ajustandole las pilas a la linterna se distrajo y tomo el camino erroneo, y cuando logro arreglar la linterna y miró ya no sabía donde estaba. Mirando a todos lados se preguntaba -¿Dónde estoy?-. Continuó caminando por aquel camino oscuro y lleno de arboles gigantes a ver donde la llevaban.

A lo lejos comienza ver una luz gris brillando intensamente a la cual se sentia muy atraída. Continuó caminando en dirección a la luz queriendo averiguar que era. Mientras se acercaba esta no le permitía casi ver su forma, era una especie de neblina que brillaba pero no tenia forma.
Tsuki decidió sentarse a ver la extraña neblina brillante hasta que volviera a salir el sol, pues parecia imposible poder ver algo en tanta oscuridad.

En la niebla grisácea se dibujaron un par de óvalos turquesas, seguidos por un rostro  inexpresivo del mismo color que terminaba en un mentón cuadrado y pronunciado. Un cuerpo centelleante y dos brazos fantasmagóricos acompañaron al ser que se revelaba al primer transeunte que se encontró en el camino. "Buenas noches, mi querida acompañante. ¿Podría decirme dónde nos encontramos y en qué era me encuentro? Acabo de salir de un encierro perpetuo de quién sabe cuantos siglos. Me llamo Darth Gannon, Darth siendo un apelativo y no un apellido como otras criaturas tienen." comenzó el ente desconocido mientras se inclinaba hasta lo que parecía su cadera.

"No tengo fin ni tampoco tengo principio conocido. Por lo tanto, no puedo decirle si tengo familia, ahijados o crías. No es de nuestra naturaleza comportarnos como el hombre de arcilla, el hombre de hoja, los seres de luz perpetua ni los individuos de oscuridad absoluta. Simplemente existimos." continuó el espectro al tiempo que se enderezaba y aguardaba la respuesta de tan curiosa criatura.

Su mirada solemne de aquella chica observaba aquel ente tan extraño que egocéntrica mente veía que hablaba de si mismo sin haberle preguntado, le extrañaba de alguna manera pues jamás habia visto cosa igual. Se dispuso a preguntarle -¿que haces aquí?-, una pregunta bastante fría a juzgar que no lo conocía pero su instinto de alguna forma le insitaba en defenderse y actuar agresivamente.

Estando allí frente al etéreo se puso de pie disponiéndose a comenzar a caminar para alejarse de aquel ente extraño, esto sin dejar que este le contestara su pregunta, pues en realidad era algo que no le importaba saber. Tras ponerse de pie, sacude su traje del sucio del bosque. Mirando al etéreo con sus ojos plateados brillantes muy llamativos en la noche, quiso averiguar que tendria que decir. Asi que mirandolo se fue acercando curiosamente y mientras se acercaba sentia que sus alas querían salir de ella por algun motivo, asi que se detuvo a una distancia de 4 pies del etéreo.

El rostro de Darth Gannon se transformó de uno ligeramente alegre a uno preocupado. "Busco la salida de este bosque desde hace algún tiempo, sólo para asegurarme de regresar con vida en caso de que me encuentre en problemas." afirmó el etéreo en tanto se alejaba de una caja con diseños extraños en algunos lados. Acababa de salir de la prisión indignante y ya se encontraba trabado en el bosque del que no salió hace siglos atrás. ¿Qué propósitos tendrían sus captores para dejarlo libre?

Los ojos de la chica le indicaban extrañeza e inquietud por saber más. No podría hacerle entender a tan joven muchacha el terror del toque de un ángel o la ironía de la caricia abominable de un demonio. Tal vez se merecía su excomulgación de su planeta de origen. Sorprendido por la curiosidad de la extraña, él se acerca un poco. Sin embargo, algo le decía que se detuviera y se marchara fuera de la vista de la joven.

A medida que se acercaba la muchacha, un nudo se le formaba en la garganta al indivíduo de plasma. No entendía por qué sentía escalofríos. Una mirada a su cuerpo le indicó todo lo que necesitaba saber: sus garras y cola estaban deformándose y apartándose de la chica. Algo no andaba bien...

La piel de la chica se ruborizaba al mirar al etéreo y sentia esta inmensa presión de querer conocer lo que sucedia con su cuerpo que provocaba ser auto defensiva contra aquel ente extraño. -ambos....no somos de aquí-, su mente se iba borrando poco a poco quedando imnotizada por sus sentidos sensoriales. Sus ojos se tornaron aun mas brillantes y su mirada se perdía. -AAAAAAAAAAHHH!!- soltó un enorme y largo grito de dolor y sus alas fueron reveladas para aquel ente. Estas se abrieron ampliamente y ella perdida de conocimiento se fue dejando llevar por lo que su instinto la llevaba.

Juntó sus manos,  en una voz suave decía unas palabras que el etéreo no podía identificar -Tenshi no chikara idaina aoi hana no pawā-, y diciendo estas palabras repetitivamente una fuerte brisa soplo hacia el etéreo que lo arrastraba fuertemente hacia la caja misteriosa,  como si esta fuese destinada para ese momento y para este etéreo. Tsuki acercándose mas a el induciendole a caer en aquel hueco que aunque parecia pequeño para este era exactamente a su medida. La conciencia de ella ya no estaba presente, solo aquel instinto de angel protector que la estaba empujando a auto defenderse sin saber porque debia hacerlo.

"¡¿Qué?! ¿Otro ángel? ¡Mie---!" gritó el etéreo a medida que retumbó el vocablo extranjero entre las ramas. La Luna se alzaba entre la niebla lúgubre mientras el vapor frío comenzó a ser desplazado hacia la caja como por arte de magia. Las ráfagas de un viento gélido cortaron el flujo eléctrico entre sus "vertebras" de la espalda baja. Sus garras intentaron mantenerse ancladas al suelo mientras el resto se su cuerpo era despojado de su nubosidad. Un alarido de dolor expresó todo el descontento, la ira, el deseo por sobrevivir y la tristeza que lo acompañaba desde lejos. Las nubes le abandonaron, revelando una especie de esqueleto luminoso hecho de plasma condensada. El terreno de donde se agarraba se calentó a medida que este perdía sus dedos entre las piedras enterradas. No había escapatoria; volverá al fondo de la caja.

Una vez los dedos se dispersaron completamente en la tierra, el resto de su estructura colapsó en espirales dentro de la caja maldita. Sus ojos, siempre atentos, vieron como se cerraba el contenedor al tiempo que este dejó escapar un último rugido de desesperación. Luego, sólo gritaba en medio de la oscuridad, escuchando su eco por lo que parecía toda una eternidad.

El etéreo desapareció y la caja yacía cerrada. Tsuki fue perdiendo las fuerzas y sin cobrar el conocimiento se desplomo en el suelo mientras sus alas se iban ocultando ttas su espalda. Desmayada junto aquella misteriosa caja, Tsuki se dejó llevar en un sueño profundo.

Dormida comenzó a tener sueños que mas bien parecían recuerdos peeo que no le pertenecían a ella. En este sueño veia una gran guerra entre los Engo no Tenshi y los Etéreos. Borrosamente pudo distinguir que quienes luchaban contra los Etéreos eran sus padres que por alguna misteriosa razón supo que eran ellos. En el sueño ella observaba de lejos la guerra, y por alguna razón viendose ella de pequeña caminaba entre todos los ángeles y parandose en medio de toda esta lucha levantó sus manos y ambos bandos desaparecieron.

Su mente se fue en blanco y la imagen de ella pequeña se iba con su mente. Dormida y sin entender el porqué de aquel sueño, no volvio a despertar hasta el otro día. Y estando de día abrió sus ojos y miró a todos lados. -¿Dónde estoy?, se preguntaba algo aturdida. Se levantó y cuando miro hacia su derecha ahí la vió, la caja misteriosa, la tomó en sus manos y la miro de lado a lado llevandosela para examinarla luego que saliera de donde se había perdido.

Y fue así como decidió emprender camino devuelta al restaurante...

Horas habían pasado entre el último grito y su último eco dentro de ese infierno oscuro. Arremolinándose entre su propia esencia, Darth Gannon contemplaba su existencia por enésima vez. Se preguntó si su destino estaba íntimamente ligado a un ángel como amo y no como enemigo. La idea, cuan aterradora le pareciera, no dejaba de ser una remotamente posible. ¿Quién sabe por cuantas manos pasó la caja antes de llegar a ese bosque?

A medida que pasaban las horas, él volvía a perder todo sentido de dirección hasta no poder distinguir entre arriba y abajo. Todo sonido y toda luz le fueron arrebatados tan pronto se cerró la caja. Su conciencia se hacía cada vez más inmensa; pensaba en cosas grandes y dificiles de hacer hasta olvidarse de su prisión. Sin embargo, si pensaba en crear universos enteros, se hacía daño con las paredes y desechaba algunos detalles para no volver a tocar el fondo. De pronto, este sintió un halón dentro del contenedor. No sabía hacia donde lo llevaban pero sabía que estaba en movimiento.

"¿A dónde me llevarán esta vez: a otra luna, a otro desierto? Tal vez sea a una repisa. Ahí se bañará la caja de sucio otra vez, hasta que me descubran de nuevo."

Era un ciclo de nunca acabar. Llegaba un nuevo amo, pactaba a seguir un contrato hablado, se cumplían algunos deseos y luego él regresaba a la caja. Cuando se daba cuenta de la pérdida de los últimos recuerdos, él comprendía que su amo había muerto. Así sucedió incontables veces hasta llegar a este nuevo ángel. Antes de recordar a la chica, él rememoró el día en que un hada le trajo cerca del mismo claro y le conoció después de abrir la caja.

A diferencia de muchas otras hadas, esta estaba hecha de hojas y flores. Parecía una planta pensante. No obstante, tenía la naríz aguileña, la cara azulada y el "pelo" violeta y puntiagudo. Su cuerpo era verde con contextura parecida a la de un ser humano excepto por las hojas gigantes y las enredaderas que mantenían el mismo en una sola pieza. Sus alas estaban hechas de un fino material fibroso que les asemejaban a las membranas de las libélulas. Ella las desplegaba ante el Sol antes del atardecer y luego hablaba con el etéreo por las noches. No necesitaba cazar ningún animal para sustentarse ni dormir para recuperar su energía. Sólo se mantenía en el claro y abría la caja cuando ella estaba completamente segura de tener suficiente poder sobre él. A él siempre le extrañó las precauciones que ella tomó con él mientras él siguió bajo su dominio.

Después de un último deseo en lo que parecieron miles de siglos, la tapa no se movió en mucho tiempo; lo cual le preocupó muchísimo. De repente, la caja se abrió sola. Mientras él salía de la misma, Gannon notó la Luna ensalzándose entre la niebla espesa y una flor violeta muy hermosa en el otro lado del claro. A medida que él se fue acercando a la flor, él escuchó los pasos de un extraño. Como no tuvo respuestas sobre el paradero de su ama, decidió preguntarle a la pequeña figura que se acercaba. Para su sorpresa, se trató de un ángel disfrazado de una chica común que lo encerró nuevamente.

Todos estos recuerdos y pensamientos le revolvían la cabeza en lo que se sentía como un torbellino dentro del contenedor. Él iba en ciclos, repitiendo deseos y pensamientos hasta llegar a la nueva chica y volvía a empezar su vida de nuevo dentro de su cabeza...